El fin justifica ser medios
La concepción sobre lo que es o no correcto/apropiado ha ido cambiando con el tiempo. Nuevas realidades sociales y un mayor grado de conciencia, gracias a un mayor acceso a la información, va determinando el tamaño de la nueva expectativa que existe en lo que se refiere al comportamiento del mundo empresarial.
La expectativa social obliga hoy, más que nunca, no solo a preocuparnos por las marcas de aquellos productos que fabrica la empresa, sino a preocuparnos por la marca de la empresa que fabrica los productos, premisa que ya compartía mi socio Italo Pizzolante hace más de 25 años y que resuena hoy con mayor fuerza.
La exigencia a las empresas ya no es solo producir más y mejor, sino también comunicar más y mejor, con transparencia, veracidad y sentido de oportunidad, pues en este mundo competitivo no basta con hacer un buen producto, importa la percepción que sobre este y quien lo fabrica se construye. Así que, si en el pasado era suficiente con plaza, precio y promoción, hoy tener éxito depende de algunos otros factores, y donde la complejidad que supone construir una percepción favorable pasa por un proceso que requiere de mucha estrategia y comunicación.
Cualquiera que sea su producto o servicio tendrá que saber comunicarlo con efectividad, logrando alcanzar a sus audiencias en el tiempo y la forma correcta para construir esa percepción adecuada que le otorgue, por encima de todos los buenos atributos que su producto pueda tener, una ventaja competitiva adicional que le permita ganar la preferencia de sus sujetos de consumo, que hoy realmente son sujetos de opinión, dispuestos a compartir la experiencia con su producto o servicio, ya no solo con sus círculos de influencia, sino amplificándolo gracias a las redes sociales.