Autoconfianza: ¿Qué tan buen fanático eres de ti mismo?
Los deportes que más me gusta ver son el béisbol y el fútbol, aunque eso no es tan sorpresivo luego de ver que soy venezolano y vivo en Latinoamérica; una de las cosas que siempre me ha llamado la atención, inclusive más allá de los resultados de los equipos, es ver como los fanáticos se comportan al ver los juegos, y como ese comportamiento tiene influencia en el equipo.
Esa relación fanaticada-equipo me recuerda mucho a la práctica de la autoconfianza. Y puede que suene extraño cuando utilizo la palabra “práctica”, ya que usualmente hablamos de la autoconfianza como algo fijo o estático:
“Mira esa persona, se nota que tiene mucha confianza en sí mismo”, “ojalá fuera como Roberto, el sí confía en sus capacidades” son frases que no sonarían descabelladas al hablar de esto.
Ahora, en la interpretación que manejo de este fenómeno, más que ser una “cosa” que se posee, es una conversación que entablas contigo mismo y se refleja en tu estado de ánimo. Es allí cuando la relación fanático-equipo viene a mi mente debido a que la interacción que los fanáticos en el estadio tienen con los jugadores, es clave para el estado de ánimo de los mismos y por ende, tiene influencia en los resultados.
Así que frente a esto, me he planteado que uno podría ser un “buen” fanático o “mal” fanático de sí mismo, basado en 3 criterios que he visto en los asistentes a un juego de pelota.
Primer criterio: ¿Cómo te comportas ante los errores/fracasos?
Todos hemos visto a ese “mal” fanático en el juego que apenas observa que el equipo comete un error, o peor aún pierde un juego, comienza a vociferar críticas e insultos a los jugadores, encuentra hasta el más mínimo defecto y lo achaca una y otra vez, reviviendo incluso errores del pasado que solo fomentan el resentimiento: “allí está, yo sabía que lo iban a volver a hacer, les paso igualito que el año pasado” he escuchado decir. ¿Y qué pasa con el estado de ánimo del equipo? Pues que los jugadores quieren dejar de jugar e irse a los vestidores.
Fácilmente lo podemos trasladar a la conversación que tienes contigo mismo cuando cometes un error o fracasas. ¿Comienzas a insultarte y a criticarte duramente? ¿Haces un recuento de todos tus errores en el pasado? ¿O por el contrario eres un buen fanático buscando darte ánimo, inspirarte y mostrarte que es importante seguir buscando la meta? ¿Cómo puedes ser más compasivo contigo mismo? ¿Qué puedes aprender de la equivocación para mejorar?
Segundo criterio: ¿Tus expectativas/metas son alcanzables?
Al hablar de autoconfianza, se nos invita a ser arriesgados, a soñar, ¡y eso es muy bueno! solo hay que tener cuidado y no confundirla con la arrogancia que te hace creer que lo puedes todo, o con colocarte metas que luego te dejen frustrado, y es que también hemos visto a ese fanático del equipo que ha tenido problemas durante muchos años para ganar una competencia y que declara al comienzo de la temporada: “Este año vamos a ganar todos los títulos/copas” y apenas algo sale mal comienza con un discurso de derrota y pesimismo a futuro, al ver que la meta fue frustrada.
Y no se trata de matar los sueños y aspiraciones, por el contrario, hay que mirar los distintos elementes necesarios para lograr ese título y colocar metas desafiantes para cada uno de ellos, analizando tus capacidades, y también reflexionando que la vida (o el deporte) es un camino de aprendizaje.
Te has preguntado ¿Cuáles son los elementos necesarios para alcanzar esa gran meta? ¿Has evaluado tus capacidades en esos elementos? ¿Cómo podrías hacerlo? ¿Tienes metas audaces pero alcanzables? ¿Cuáles son?
Tercer criterio: ¿Celebras los éxitos por más pequeños que sean?
Finalmente, mi tercer criterio para ser un buen fanático es ¡celebrar! Y es que uno de los aspectos más divertidos de seguir a un equipo es el poder ovacionarlo y darle ánimo cuando hace una buena jugada y más aún cuando logra ese tan anhelado título.
Aunque probablemente también hayas visto (o seas tú) ese fanático que ante una buena jugada dice “shhh mejor no sigas alabando al equipo, no vaya a ser que nos de mala suerte” o que incluso minimiza los logros “bueno sí, logramos ganarle al líder de la división pero lo que importa es el título”.
Debo confesar que yo me comportaba así con mis logros personales, me la pasaba pensando en la siguiente meta, en el siguiente objetivo, pero no me detenía a celebrar y dar las gracias por lo que ya había alcanzado hasta el momento. Hasta que me comencé a felicitar por ello y mejoró considerablemente mi disposición al siguiente reto: ¿Cuáles son tus logros? ¿Los celebras? ¿Cómo? ¿Incluso los que son pequeños avances? ¿Qué puedes hacer diferente?
Entonces según estos criterios, ¿qué tan “buen” fanático eres de ti mismo? Si logras aprender de los errores e inspirarte en esos momentos, si tienes metas audaces y alcanzables de acuerdo a tus capacidades, y si celebras los pequeños y grandes avances en ellos, verás como tu ánimo se dispara.
A veces somos más fanáticos de un equipo deportivo que de nosotros mismos. Te invito a que desde este momento comiences a ser tu mayor fan, en vista de que una de las mejores inversiones que puedes hacer en tu vida, es tomar acciones para reforzar esa conversación de tu autoconfianza, mejorar tu estado de ánimo, y así sumar otro eslabón a tu Factor de Éxito.