Consejo Mundial de Viajes pide combatir el coronavirus con higiene, no con pánico
En declaraciones a Efe, su presidenta y consejera delegada, Gloria Guevara, ha pedido a la sociedad que se concentre “en los hechos, no en los rumores” y no asocie esta enfermedad con determinadas nacionalidades, pues “estigmatizar y decir que todos están infectados” impacta negativamente en un sector turístico que supone el 10 % del producto interior bruto (PIB) mundial.
En este sentido, la presidenta del WTTC y ex ministra de Turismo de México (2010-2012) reconoce que el coronavirus ya ha pasado factura al sector, entre otros motivos porque China, país del que partió la amenaza, “es el segundo más relevante del mundo” y sus ciudadanos “gastan mucho cuando viajan”, unos 6,000 y 7,000 dólares (entre 5,500 y 6,500 euros) de media cuando visitan Europa.
“Si estigmatizamos a los chinos, no se les va a olvidar”, ha alertado Guevara, quien descarta que el cierre de fronteras sea la solución a una propagación masiva, ya que “no se conoce el tiempo de incubación ni contagio”.
De hecho, a su juicio, “puede ser contraproducente, porque entonces creas una incubadora de virus en la que no puedes determinar quién fue el paciente cero”.
Guevara tampoco cree necesaria la cancelación de los viajes programados, y añade que la situación debe analizarse desde una perspectiva “sencilla y pragmática” que ponga en contexto el riesgo de contagio.
“Todos los años, entre 3 y 5 millones de personas se contagian de algún tipo de gripe severa. De ellas, entre 290,000 y 650,000 fallecen”, pone de ejemplo Guevara, que aclara que la tasa de mortalidad del coronavirus (del 2 %) se sitúa muy por debajo del SARS (9.5 %) o el MERS (35 %), ambos síndromes respiratorios agudos.
Por ello, la presidenta del WTTC propone a la población seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Gobierno, y atender a cuestiones básicas de higiene como lavarse las manos con frecuencia a fin de que el virus no pueda transmitirse a través del contacto.
Sin embargo, “no es necesario que todo el mundo lleve una mascarilla”, una barrera que, en principio, sólo está pensada “para las personas en contacto con los enfermos o para gente que está enferma”, pero no para alguien sano.