El 2025 y la inevitable redefinición de la función de desarrollo de talento en las empresas
El trabajo colaborativo es una de las piezas clave para el éxito de cualquier organización en el entorno actual y, sin duda, lo será aún más en 2025. Las habilidades para trabajar en equipo van mucho más allá de la comunicación efectiva; requieren una visión estratégica de las capacidades de cada colaborador, así como una integración entre personas y tecnología.
Por tanto, los equipos de Recursos Humanos desempeñan un rol fundamental al identificar y desarrollar capacidades que promuevan una integración coordinada, eficiente, equitativa y adaptada a los retos de la nueva era laboral. Les comparto cinco ejes que fomentarán un trabajo colaborativo efectivo y las tendencias de RH que ayudarán a construir equipos mejor preparados.
1. Reducir la disparidad de habilidades
Las organizaciones deberán identificar las brechas de conocimiento y competencias entre sus colaboradores y trabajar activamente para nivelarlas —en particular las relacionadas con el ámbito digital o la disposición a gestionar el cambio en la incertidumbre, entre otras—. Para lograrlo, los líderes de RH necesitan implementar programas de desarrollo que fortalezcan habilidades esenciales en su sector y, al mismo tiempo, adquirir conocimientos en áreas transversales.
Esto es particularmente relevante en un entorno donde la tecnología evoluciona rápidamente y donde los equipos son multidisciplinarios. La capacitación debe estar enfocada en competencias específicas para cada rol, pero también en las complementarias, como el análisis de datos, la comunicación digital y el uso de plataformas colaborativas.
Reducir esta disparidad de habilidades mejorará la eficiencia operativa y ayudará a construir un ambiente de trabajo más inclusivo, donde todos los colaboradores sientan que su conocimiento es relevante y que tienen un rol valioso en el equipo. Además, generará mayor capacidad de adaptación ante los cambios y facilitará la movilidad interna.
Este tema trae otras consideraciones que involucran también a las instituciones de educación superior, y que son materia de una siguiente entrega.
2. El colaborador integrado: personas y tecnología en un mismo equipo
La colaboración entre humanos y tecnologías, como la inteligencia artificial y el análisis de datos, será la norma en el 2025. En este sentido, los colaboradores tendrán que comprender mejor cómo funcionan estas herramientas para integrarse con ellas y lograr mayor productividad y eficiencia.
Para que este modelo funcione, los equipos de RH requieren formar en habilidades técnicas y, a la vez, fomentar la adaptabilidad, el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Esto implica que el talento se prepare para trabajar codo a codo con tecnologías más avanzadas que puedan procesar datos, automatizar procesos y brindar insights en tiempo real. Considero que resultan capacidades de mayor relevancia en un mundo donde abundan la información y los datos.
Además, como lo hemos comentado en entregas previas, será crucial contar con líderes que sepan cómo gestionar equipos híbridos, compuestos por personas y tecnología, aprovechando el valor de ambos. La colaboración con la tecnología no debe percibirse como una competencia, sino como una alianza en la que cada parte contribuye con sus fortalezas: la creatividad y el pensamiento complejo de las personas y la precisión y rapidez de las tecnologías.
3. Equidad de género en el desarrollo de habilidades
Aunque se ha avanzado, aún existen brechas de género en ciertas industrias y niveles jerárquicos. Las empresas deben asegurarse, desde ahora, de que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades para desarrollar competencias esenciales y participar en las iniciativas de capacitación.
Para ello, los programas de formación y mentoring deben ser inclusivos y diseñarse de tal forma que aborden las necesidades de diferentes grupos, considerando también la diversidad generacional y cultural. Asimismo, el diseño debe orientarse hacia la creación de una cultura organizacional que valore y fomente la diversidad, para impulsar la innovación y mejorar el desempeño. Además, vale la pena establecer mecanismos para medir el progreso en términos de equidad, con indicadores de efectividad.
4. Habilidades para la ejecución de excelencia
La ejecución de excelencia implica cumplir con los objetivos de manera impecable y eficiente. Para lograrlo, los colaboradores deben desarrollar habilidades como la planificación, la organización y el manejo del tiempo.
Los equipos de RH tienen la tarea de identificar a los colaboradores con alto potencial para la ejecución de excelencia y proporcionarles herramientas para mejorar sus capacidades. Esto puede lograrse mediante talleres de productividad, coaching y prácticas de retroalimentación continua. Además, fomentar una cultura de mejora constante y aprendizaje continuo permitirá que las personas se sientan motivadas a dar siempre lo mejor.
La ejecución de excelencia también depende de la capacidad de los líderes para establecer expectativas claras, promover una comunicación abierta y transparente, y reconocer los logros. En este sentido, las habilidades de liderazgo serán esenciales para guiar a los equipos hacia un desempeño sobresaliente, especialmente en entornos de alta presión y cambio constante.
5. Reducción de la ansiedad organizacional
La tensión por adaptarse rápidamente a nuevos sistemas, cumplir con metas ambiciosas y mantener un alto rendimiento puede afectar el bienestar mental de los empleados y, en consecuencia, su capacidad para trabajar de manera colaborativa.
Al respecto, RH debe enfocarse en desarrollar habilidades que permitan a las personas manejar el estrés y la ansiedad, así como en promover una cultura organizacional de apoyo y comprensión. Para ello, es esencial contar con programas que incluyan acceso a servicios psicológicos, actividades de mindfulness y talleres de manejo del estrés.
La transparencia y la comunicación abierta también son claves para reducir la ansiedad organizacional. Aquí, los líderes deben ser capaces de comunicar los cambios de manera clara y brindar a los colaboradores el contexto necesario para entender las decisiones estratégicas de la organización. Esto ayudará a mejorar la motivación y reducir la incertidumbre.